domingo, 28 de febrero de 2010

España alegre y faldicorta (Javier Compás)



Hemos recordado frecuentemente, en los últimos tiempos, al autor de “Madrid de Corte a Cheka”, Agustín de Foxá, el cual, por cierto, ha visto reeditada varias de sus obras y agotadas en muchas librerias su gran novela sobre el Madrid rojo, a raíz de la censura ejercida por el Ayuntamiento de Sevilla contra un homenaje que se le quería tributar por el cincuentenario de su muerte. Amigo de Foxá, también escritor y, principalmente, dramaturgo y cineasta, fue Edgar Neville.
Neville, muestra muchos paralelismos con el Conde de Foxá.
Nacido en Madrid en 1899, también fue título nobiliario, Conde de Berlanga del Duero y compartió con Foxá carrera diplomática y también vistió la camisa azul de Falange Española.
Pero no queda ahí sus semejanzas, si además consideramos su inclinación a coleccionar kilos en su generosa anatomía, muestra también Neville un carácter de arrolladora simpatía, extrovertido y dicharachero, amante de la buena vida y muy inclinado a disfrutar de los placeres y lujos que la misma pueda ofrecerle.
Pero más allá de estas similitudes, existen unas más profundas razones para emparejar a estos amigos. Foxá escribió quizás la mejor novela que sobre el Madrid de la Guerra Civil ha visto la luz en la literatura española, de igual manera, Edgar Neville, compuso una historia que tomó cuerpo de película cinematográfica, que también marca un hito en la visión de aquellos terribles momentos.
Su película “Frente de Madrid” no es solo el testimonio excepcional de las duras condiciones en que se libraron los enfrentamientos en la Ciudad Universitaria entre las tropa republicanas y las tropas nacionales, sino un primer y desgarrador llamamiento a la necesaria reconciliación nacional que debería producirse cuando llegara la paz.
El final de la película, censurado por cierto, mostraba el abrazo postrero, en la trinchera, del protagonista y del miliciano enemigo, hermano español, unidos fraternalmente en el trágico final. Una guerra que, para él, había salvado a España, uniendo a sus hijos para siempre, lamentablemente esa unión cada vez parece más en peligro ante la deriva actual de la política española.
No sería la última vez que Neville abogará por la reconciliación nacional. Junto con los camaradas Dionisio Ridruejo y Pedro Laín Entralgo, confiaba en la recuperación del cuerpo de Antonio Machado tras la guerra, cuya obra se había conservado en las bibliotecas del bando franquista.
Edgar Neville llega a pedir desde sus artículos en las páginas de ABC, otra similitud con Foxá, un monumento a los caídos de ambos lados. Actitud acorde con su talante, con esa añoranza de una España donde convivían literatos de opuestas ideologías, amigos suyos fueron, en efecto, Pablo Neruda, Rafael Alberti y José Bergamín, en aquel Madrid de preguerra donde el fundador de Falange Española, José Antonio, tomaba café junto a Federico García Lorca, donde Alberti colaboraba con la revista literaria de Ernesto Giménez Caballero.
Neville añoraba aquel Madrid, como demuestra en su relato “F.A.I.”, sin odios, sin exasperaciones, en el que la gente sonreía. Visión que evocaría en películas como “Mi calle” y que se vería truncada con la llegada del Frente Popular al poder. Lo aclara en el retrato que en su relato “F.A.I.” hace de uno de sus protagonistas, un antiguo y respetable republicano, que observa como el nuevo régimen, tan esperado y que tantas esperanzas de regeneración despertó en tantos españoles, incluidos el propio Neville, degenera en corrupción, violencia, separatismo, y, al fin, revolución bolchevique, el protagonista pasa a creer en el partido al que se afilió Neville, Falange Española, donde están resumidas las aspiraciones que tenían los que creían en la República. Ese mismo personaje declara: “esto no es una guerra civil ni una guerra política; es un caso de justicias y ladrones, son las personas decentes de un país que se sublevan contra los asesinos y los ladrones; eso es todo”.
Edgar Neville estuvo trabajando en Hollywood antes de la guerra, allí conoció y trabó amistad con Douglas Fairbanks, Mary Pickford, Stan Laurel y Oliver Hardy, los famosos el Gordo y el Flaco, y, sobre todo con Charlie Chaplin, con quien mantuvo una amistad muy duradera en el tiempo a pesar de las divergencias ideológicas de ambos.
Además de las citadas “Frente de Madrid” y “Mi calle”, realizó interesantes películas como “La vida en un hilo”, “La torre de los siete jorobados” o “Domingo de Carnaval”, un homenaje a la España del pintor Gutiérrez Solana.
En 1962 portó en sus hombros el féretro de Ramón Gómez de la Serna, en cuya tertulia del café de Pombo se había integrado tras su vuelta de la guerra de África, donde había servido en el regimiento de Húsares en, un ya lejano, 1921.
En 1922 conoce y traba amistad con Lorca, para quien reclamaría un homenaje desde ABC en 1966, y con Ortega y Gasset.
En 1923 inicia su colaboración con la revista Buen Humor, Neville será uno de los protagonistas de la renovación del humor español junto con amigos y colegas como Tono, Miguel Mihura, Jardiel Poncela, con los que conformará la llamada “la otra Generación del 27”.
Edgar Neville creía en una España alegre, donde sus gentes, lejos de las luchas de clases, conviviesen en armonía, fue republicano, pero ante el desengaño de los partidos políticos de la época, encontró sus anhelos en Falange Española, donde vio un proyecto serio y genuinamente español de un afán común para todos de una patria mejor, y bajo las ordenes de Dionisio Ridruejo, colaboró en ese proyecto durante la guerra recorriendo el frente realizando labores de propaganda en radio, cine y publicaciones periódicas.
Con la paz se puso a trabajar por la cultura española y por la reconciliación de sus gentes, y no dejó de sentirse un poco desengañado, como otros buenos camaradas, con el desarrollo del nuevo régimen político. No le gustaba la España estrecha, intolerante y mojigata.
En los últimos años de su vida sigue publicando artículos, escribe poesía y pinta. Atrás deja una amplía filmografía, con películas de ficción y documentales, una carrera teatral de éxito y varios libros de relatos y novelas.
Edgar Neville fallece el 23 de Abril de 1967, un día antes del cumpleaños de José Antonio.
Sevilla, 20 de Febrero de 2010.
Javier Compás Montero de Espinosa.

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